Caminar con Cristo

jueves, abril 26, 2007

Conservadores vs fundamentalistas

Es práctica común entre los cristianos liberales acusar de fundamentalistas a los que no comulgan con su forma de entender y practicar el cristianismo. Al menos eso parece, si me guío por lo que dicen mis amigos liberales. No voy a detenerme ahora en polemizar con el liberalismo cristiano (no descarto que lo haga en un futuro), sino que voy a aclarar un poco el concepto y en todo caso "casarme" con algún ismo más a mi gusto.

Ya antes les había dicho (a mis amigos liberales): "Si a no creer en lo que creen ustedes y a llevar una vida de santidad se le llama fundamentalismo, entonces AMÉN, yo soy fundamentalista". Pero viene en mi ayuda Pablo Richard, un conocido teólogo de la Teología de la Liberación, con estos párrafos de su libro Fuerza ética y espiritual de la Teología de la Liberación en el contexto actual de la globalización (Editorial Caminos, La Habana, 2004, p.114):

(...) El fundamentalismo reciente nace como rechazo de la modernidad, de la cientificidad, del estudio histórico-crítico de los textos sagrados. Se absolutiza el sentido literal de los textos, rechazando una lectura hermenéutica y científica de ellos. Se rechaza, además, toda adaptación del texto a la cultura moderna. El fundamentalismo muestra una enorme pobreza teológica y
espiritual.

El fundamentalismo no distingue entre religión y política y es utilizado normalmente con fines políticos. Los textos sagrados, fuera de todo contexto histórico, son utilizados como pretexto para atacar y destruir a todos los "enemigos" contrarios a los textos sagrados del fundamentalismo. El fundamentalismo utiliza los textos bíblicos como arma política, incluso militar. Si el fundamentalismo en sí es irracional, su instrumentalización política sí tiene una
racionalidad. (...) No hay que confundir el fundamentalista con el conservador. El primero es irracional, el segundo es racional, utiliza argumentos teológicos y espirituales. Ambos, eso sí, se oponen a la modernidad y al humanismo.

Ah, vale aclarar que muy raramente se ha llamado "conservador" a algún teólogo de la liberación: la gran mayoría de ellos son bien liberales.

Entonces, la moraleja del cuento: no soy fundamentalista, sino, en todo caso, conservador.

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Linney y yo somos novios


Amigos, quiero compartir con ustedes algo muy especial: le he pedido a una hermana de mi iglesia que sea mi novia y ella ha aceptado. Estoy feliz como una lombriz ;-)

Su nombre es Linney y es una hermana muy muy especial. Me fascina su forma de relacionarse con Dios y con los demás. Es intensa, expresiva y profunda. Sale a pelear por un hermano o hermana sin temor a ser herida y sin amedrentarse por lo que puedan pensar de ella. Tiene un corazón de oro. Sí, ya sé, la recomendación viene muy de cerca. Qué le voy a hacer.

Para que completen su ficha: tiene 28 años, estudió francés y actualmente trabaja dando clases en la Facultad de Lenguas Extranjeras de la Universidad de la Habana. Es nativa de Pinar del Río y lleva casi 10 años viviendo en La Habana.

Todo ocurrió en Pinar del Río. Habíamos ido desde el viernes un grupo de tres hermanos a su casa. El sábado por la noche, en un parque de Pinar lleno de gente, conversamos lo que teníamos que conversar y nos hicimos novios. Los amantes de la acción, que se vayan a ver la película del sábado, porque allí no pasó nada más. Le dijimos a su familia de lo nuestro (fue grande la alegría) y temprano en la mañana del domingo regresamos para La Habana. Yo tuve que venir en una guagua antes (cosas de ASTRO), pero fue mejor así porque pude recibirla en la terminal como Dios manda, con un ramo de flores. De ahí seguimos para nuestra reunión dominical y se anunció el noviazgo a la iglesia. Aquí termina mi crónica social.

Hoy es viernes. Llevamos juntos trece días y todavía me parece como un sueño. A diario doy gracias a Dios por traerla a mi lado y pongo a sus pies nuestro noviazgo para que añada más y más a su gloria. Qué les voy a decir: estoy enamorado.

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